El mito del teatro

¿Puede el teatro escuchar la llamada de auxilio que los tiempos modernos están enviando a un mundo habitado por ciudadanos empobrecidos y encerrados en las celdas de la realidad virtual y atrincherados en su asfixiante privacidad? [1]
El arte de contar hechos reales o historias ficticias es el acto cultural por excelencia. Los idiomas no se crean para la ciencia, tampoco para la literatura, sino para la narrativa. Todos los recursos de una lengua son absolutamente narrativos. Y la narrativa forjó la cultura. La esencia de la conciencia humana es narrativa. La escena de un narrador iluminado por la luz de una fogata es la imagen primigenia del despertar humano.
Así se contaron las historias del libro de Génesis por primera vez, y ese acto dio forma a todo lo que vino después.
Teatro es mirar y lo que se mira es al narrador tejiendo y destejiendo mitos. El teatro, entonces, no nació en Grecia, porque el humano ya miraba desde mucho antes y desde mucho antes ya escuchaba historias y mitos.
La esencia del teatro es narrar. Por eso, el teatro no tiene mucho éxito en nuestros días, porque no sabe narrar. Como un meandro que queda desconectado del río del que fue parte, así el teatro sobrevive, casi olvidado, llevando a cuestas su mito. Pero la narrativa no decrece. Al margen de la calidad de los contenidos, la narrativa es un amazonas en aumento con una economía fabulosa. El streaming ha llevado la narrativa a un pico extremo.
Seguramente, algunos llorarán desde el meandro, lamentando el estado actual de la narrativa masificadora, estúpida y empobrecida. No aceptan el hecho simple de que el río cambió su curso, de que es natural que el río cambie su curso, que el agua busca siempre su camino y no está obligada a tener que ir por donde queremos.
Si el teatro como arte, es decir, como técnica narrativa, tiene futuro en el mundo que sigue su marcha en el espacio, eso dependerá de su capacidad de reconstruir o redefinir su propio mito, ese que le hace creer que vale algo porque se llama "teatro" y es griego.
Mientras la gente de teatro no tenga en claro y firme que el teatro es arte narrativo, que no es rito, que no vale porque le pones la etiqueta de "cultura" o, peor aún, de "arte", mientras la gente de teatro no vuelva a enfocarse en la narración, el teatro seguirá junto a Dionisio y Baco, en su meandro seco y olvidado, soñando con la fertilidad, el vino y los placeres extáticos.
Fragmento del mensaje de Theodoros Terzopoulos, director teatral, educador y autor griego, por el Día Mundial del Teatro 2025, que se celebra cada 27 de marzo. ↩︎